Nos hemos acostumbrado a ser mediocres. Nos hemos conformado con una vidas mediocres. Tenemos además infinidad de motivos y excusas para no reconocer que tenemos unas vidas mediocres y del montón. Si, del montón, porque son vidas iguales a las de otros. Vidas miméticas a las de los demás. Os voy a confesar un secreto, las excusas tienen una cosa fantástica, y es, que si quieres encontrar una excusa siempre la vas a encontrar. Las excusas te estarán sirviendo para reconocer que tú no eres de los que tiene una vida mediocre.
No hay peor vida que una vida mediocre, una vida que, aunque siempre la excusemos diciendo que es una vida buena, siempre será una vida mediocre. Son vidas que no hemos elegido. Son vidas que no están alineadas con nuestros sueños y vidas y que no persiguen lo que cada uno considera como éxito.
Nick Vujicic ya lo decía: «La mediocridad es la peor discapacidad”. Somos minusválidos de la vida. Minusvalía que se puede eliminar, pero que nos es más cómodo no reconocer y por tanto conservar. La mediocridad está en lo personal y el lo profesional porque vida sólo hay una. Si eres de los que separas vida personal de vida profesional sólo estarás disfrutando de una parte de tu vida porque alguna de las dos no la consideraras vida.
En resumen:
1-Los mediocres tarde o temprano fracasan.
Esto es seguro. No quiere decir que los demás no fracasen. Si llevas una vida mediocre fracasaras muchas más veces que los que no llevan una vida mediocre. La mediocridad esta relacionada con el conformismo y el conformismo cada uno lo define en función de su entorno cercano y de las pautas que nos han inculcado sobre lo que es una vida buena.
Nos están educando en la mediocridad, donde el ser diferente, el pensar de forma diferente o el hacer cosas diferentes no está bien valorado. ¡Que curioso que los que hacen cosas diferentes, los que se atreven a arriesgar para salir de la mediocridad son aquellos que tiene vidas exitosas y plenas! Y entonces te preguntarás: ¿porque todo el mundo no tiene vidas exitosas?. Sencillo, prueba a hacer algo radicalmente diferente que tú creas que es un paso para diferenciarte y salir de la mediocridad. Uno solo. Ya verás que rápido y cerca están los amigos, la familia, la empresa, los colegios, el sistema, etc para decirte que a ver qué problema tienes y qué pájaros te están revoloteando por la cabeza. Y ahora lucha contra ello, ya verás la dificultad que conlleva y ahí tendrás la respuesta a la pregunta de porqué no tenemos todos vidas exitosas.
2- No nacemos para fracasar sino para tener éxito.
Todos nacemos para triunfar. Todos nacemos para tener éxito. Todos tenemos un talento increible que tenemos que descubrir y potenciar. Sólo nosotros sabemos realmente cual es nuestro talento. Espero que no se te olvide y recuérdatelo a ti mismo cada mañana. Recuérdaselo también a los demás siempre que puedas.
Si tienes niños edúcales en la confianza de que son únicos y de que tienen un talento especial y diferenciador frente a los demás. Yo a los míos cada día les transmito la importancia de hacer las cosas no porque las hagan los demás, sino porque les apasionen de verdad. Les digo que no dejen de hacer aquello con lo que disfrutan porque sus amigos o entorno no tengan las mismas aficiones o entretenimientos.
Es curioso además que cuanto más alineada está nuestra vida con nuestro talento más alejados estamos de la mediocridad y más cerca de nuestros éxitos. Es curioso también que cuando la relación tiempo-talento está más vinculada, más disfrutamos de nuestras vidas.
Dependiendo de la edad, del entorno familiar y profesional en el que te desenvuelvas, te va a costar más o menos hacer aflorar tu talento. La sociedad y las empresas no están orientadas a potenciar el talento. Sin embargo, creamos incluso organismos y áreas de empresas centradas en buscar personas con talento. Más que buscar personas con talento deberíamos crear organismos y áreas centradas en como descubrir y potenciar el talento de cada una de las personas.
Ten por seguro que redescubrir tu talento y ponerlo en práctica no te va a ser fácil. Nadie te va ayudar a afrontar los cambios que eso va a conllevar.
3- El éxito no se logra sin grandes esfuerzos.
Salir de la mediocridad y conseguir tus éxitos no se logra sin esfuerzo. Si crees que va a ser fácil mejor que sigas con tu vida mediocre. Si crees que te va a venir de la noche a la mañana sigue pensando que tu vida mediocre, como la de los demás, es buena. Si crees que te va a venir por inspiración divina sigue siendo del montón.
Conseguir el éxito y salir de la mediocridad requiere esfuerzo, mucho esfuerzo. Y no me refiero a esfuerzo profesional y de conocimiento, que también, sino a esfuerzo personal. A esfuerzo en actitudes, en valores. Te hará falta un cocktail de valentía, decisión, actuación, pasión y no sé cuantas cosas más.
4- Solo tú eres el responsable de tener una vida mediocre.
«Es imposible». «El sistema me ha hecho mediocre». «Las empresa en las que he trabajado no me han permitido desarrollarme». «Mi entorno familiar me penaliza cada vez que quiero mejorar». “He nacido mediocre”. Sí son razones externas e internas que de alguna manera van a influir en que te cueste salir de la mediocridad. Pero ten por seguro una cosa, no son estas razones las responsables de tu vida mediocre. Lo primero que debes ser consciente es que la vida mediocre que llevas sólo tiene un responsable y ese eres tú. Debes ser consciente también que no hay nadie mediocre por naturaleza. los mediocres no nacen, se hacen.
Lo primero a reconocer es que tú eres el responsable de tus resultados y por tanto de tu mediocridad. Cuanto antes reconozcas esto, antes pondrás los medios para salir de tu vida mediocre. Tú has sido el responsable de que era más cómodo ser como los demás, ir a los mismos colegios que los demás, tener los mismos hobbies que los demás , estudiar las mismas carreras que los demás y trabajar en las mismas empresas que los demás, independientemente de que tu talento fuera completamente diferente al de los demás.
Si ya has empezado tu proceso para salir de la mediocridad y no te está resultando fácil recuerda lo que decía Albert Einstein: “Los grande espíritus siempre han tenido que luchar contra la oposición feroz de mentes mediocres»
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