Querido Riesgo,
Cuando nací no te conocía.
Cuando era niño era capaz de cualquier cosa.
No tenía miedo ni de probar ni de experimentar.
Arriesgaba con cada acción.
A medida que crecía
te iba conociendo mejor
y cada vez veía más Riesgo en las cosas.
Querido Riesgo,
quiero decirte que ha llegado la hora
de ir poco a poco despidiéndonos.
Me están reclamando otros amigos como
la valentía y el atrevimiento.
Decirte además amigo Riesgo,
que cuando nos hayamos distanciado,
no voy a presentarte ni a mis hijos ni a mis amigos.
Quiero que crezcan libres de amigos como tú.
Querido Riesgo,
Hemos convivido un tiempo
y cada vez querias ser más importante en mi vida
y no puede ser.
Deseo y espero que no encuentres nuevos amigos.
A partir de ahora quiero volver a arriesgar y a equivocarme,
a caerme y a levantarme de nuevo sin importar cuantas veces
me tega que caer.
Voy a volver a experimentar. Voy a volver a disfrutar.
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