A lo largo de los años me ha gustado siempre reflexionar sobre la importancia de aprovechar el momento, porque un día abrirás y cerrarás los ojos, y comprobarás que todos esos momentos ya han pasado. Lo he comentado tanto con amigos, como con familiares e incluso dentro del ámbito empresarial. Cada vez que transmites esta idea parece que no es importante porque cuando vivimos en el tiempo “presente» pensamos que el tiempo corre despacio, pero cuando miramos hacia atrás vemos el ritmo vertiginoso del mismo.

Cuando somos pequeños y vamos al colegio todos queremos crecer. Si a un niño le preguntas, te dice que quiere hacerse mayor como sus hermanos o como los compañeros de cursos superiores. Cuando cierras los ojos y los vuelves a abrir ya eres mayor y estás en los cursos finales del colegio. Cuando estas acabando el colegio lo que quieres es ir a la universidad y disfrutar de ese ambiente, tener una moto o coche para poder tener más independencia. Cuando cierras los ojos y los vuelves a abrir, ya estas recién licenciado y pensando en buscar un trabajo o montar algo. Y así con todas las etapas de la vida. Cuando te des cuenta al final, la vida habrá pasado en un abrir y cerrar de ojos.

Todos codiciamos grandes cosas, pero no nos damos cuenta de que lo más importante son los momentos. Suelen decir “Colecciona momentos, no cosas”. Cuando pensamos en tener y no en disfrutar pensamos que una de las variables más valoradas es el dinero y sin embargo, es el tiempo lo que realmente deberías valorar.

El tiempo tienes varias cosas fantásticas. El tiempo es el mismo para todos, el tiempo no se puede comprar ni vender y el tiempo es implacable con todos. Si el tiempo es lo más importante, te deberías preguntar si verdaderamente aprovechas cada minuto de tu día a día.

Todos tenemos 1.440 minutos al día para disfrutar momentos o para coleccionar cosas, para aprovechar al máximo esos minutos o para dejarlos pasar. Yo te preguntaría, si cada mañana te levantarás y te encontraras en la puerta de tu casa una caja con 1.440 euros y que al final del día todos aquellos euros que no te hayas gastado desaparecerán para siempre ¿Que harías? Seguramente intentarías todos los días gastarte hasta el último euro. Pues me gustaría decirte que lo mismo ocurre con el tiempo. Todas las mañanas cuando te despiertas tienes 1.440 minutos que tu decides si los quieres aprovechar al máximo o no. Todos aquellos minutos que no los exprimas y los disfrutes a tope los perderás para siempre. Si, los perderás para siempre y no los podrás recuperar.

El tiempo es limitado, el tiempo no espera a nadie. recuerda además que como decía un tango, al final del juego tanto el peón como el rey vuelven a la misma caja. Es por ello que tienes que decidir ya, que es lo que realmente quieres hacer con tu tiempo y como piensas exprimir al máximo cada uno de los 1.440 minutos de cada día que te brinda la vida.

Se suele decir que Ramón Gómez de la Serna acuño el término greguerías como textos breves semejantes a los aforismos, que generalmente constan de una sola frase expresada en una sola línea, y que expresan, de forma aguda y original, pensamientos filosóficos, humorísticos, pragmáticos, líricos, o de cualquier otra índole. Una de esas greguerías de Ramón Ramón Gómez de la Serna acerca del la implacabilidad del tiempo dice algo fantástico: “Cuando nos asomamos al abismo de la vejez, siempre viene un niño y que nos empuja por detrás”.

El tiempo es igual para todos y el tiempo siempre ha estado ahi. El tiempo lo tenemos cada mañana cuando nos levantamos independientemente de los problemas o de las vicisitudes que tengamos en nuestra vida. Lo curioso es que teniendo el tiempo ahi, siempre nos quejamos de que no tenemos tiempo, de que falta tiempo para todo. ¿Cómo es posible que tengamos todas las mañanas 1.440 minutos para exprimir al máximo y que nos quejemos de que no tenemos tiempo para nada?. Yo me pregunto. ¿Qué diferencia entonces a las personas que no tienen tiempo de las que si lo tienen, cuando todos tenemos el mismo tiempo disponible?

En realidad, a mi y a casi todos nos gustaría hacer muchas cosas. A mí me gustaría poder practicar todos, absolutamente todos los deportes que existen, pero sin embargo no se puede. No hay tiempo. Me gustaría vivir una temporada larga en cada país y cultura diferente, pero sin embargo no se puede. no hay tiempo. me gustaría también saber hablar todos, absolutamente todos los idiomas del mundo, pero sin embargo no se puede. No hay tiempo.. Como sabes tengo cinco fantásticos niños y aunque paso muchísimos tiempo con ellos (cada vez más) me gustaría no perderme ningún momento de sus vidas, pero sin embargo no se puede. No hay tiempo. 

Es por ello que para poder aprovechar al máximo cada uno de esos 1.440 minuto y en definitiva de tu tiempo empieces a valorar cada minuto de tu vida lo que quieres hacer. Además empieza a céntrate a vivir en el presente y no en el pasado o el futuro. Como todo es imposible de hacer ya que no hay tiempo, más importante que elegir es tomar la decisión de descartar. En mi caso decidir que deportes no son tan importantes para ti, en que países no te gustaría tanto vivir, que idiomas no vas a aprender o que momentos de relación con los hijos no son tan imprescindibles (si es que los hay en este caso).

Samuel Smiles decía:  “La pérdida de la fortuna puede ser recuperada por una empresa, la pérdida de conocimiento por el estudio, la pérdida de la salud por el cuidado o la medicina, pero la pérdida de tiempo jamás podrá recuperarse”. Así que a partir de hoy no dejes que se te escape el tiempo. No dejes que se te escape el presente. No dejes que se te escape ni uno solo de esos 1.440 minutos que a día de hoy tienes disponibles.